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Si hay dos ingredientes que distinguen a la repostería son el tiempo y la precisión. Dos ingredientes esenciales con los que Cervezas Alhambra también elabora todas sus creaciones desde 1925.

Tiempo para que el cereal, el lúpulo y la malta otorguen al dorado líquido sus mejores cualidades; precisión para escoger ese instante único, perfecto e irrepetible para añadir cada una de sus materias primas, cuidadosamente seleccionadas. Requisitos que, sin duda, distinguen a una de sus últimas referencias, Alhambra Baltic Porter.

Con las cervezas tradicionales de los países bálticos como inspiración, nace una Porter oscura, de espuma firme y notas que evocan el chocolate, el café y el cacao, ideales para elevar la degustación de cualquier postre a la categoría de experiencia sensorial. El maridaje entre Alhambra Baltic Porter y el dulce es algo que viene dado en su esencia.

Los postres clásicos, aquellos que han perdurado en recetarios y han pasado de boca a boca durante décadas, se ven realzados en sabor y textura por esta cerveza, con la que también comparten el respeto a la tradición y los orígenes, sin cerrar la puerta a la innovación y la posibilidad de descubrir nuevas combinaciones y sabores. Postres con historia que no han hecho más que confirmarse, con el paso de los años, como un auténtico placer para los sentidos.

Tarta Sacher

1832. El príncipe Klemens Wenzel Lothar von Metternich solicita a la cocina de palacio que prepare un postre especial para sus huéspedes, pero el chef ha caído enfermo y su joven ayudante, de tan solo 16 años, se ve en un verdadero apuro. Así que prepara una versión del tradicional pastel de chocolate que resulta ser todo un éxito entre los comensales. Su nombre ya ha pasado a la historia como creador de una de las tartas más famosas del mundo: Franz Sacher.

A pesar de tener casi doscientos años de edad, la tarta Sacher, se conserva como una opción recurrente en pastelería y postres de restauración gracias a sus sabores clásicos, que siguen gustando al público actual. Aunque la receta auténtica se custodia bajo llave en el Hotel Sacher de Viena y es máximo secreto, no son pocos los chefs y reposteros aficionados que se han animado a prepararla.

Consta de dos bizcochos de chocolate que deben resultar esponjosos pero firmes, incluso ligeramente secos. El secreto de esta textura está en poner las claras a punto de nieve firme e incorporarlas al resto de la masa con movimientos envolventes, que no hagan escapar el aire que acumulan.

En su interior, la tarta Sacher esconde una deliciosa mermelada de albaricoque, tal y como manda la receta original, aunque se trata de una de las variaciones más sencillas que podemos hacer. Está igualmente deliciosa con una mermelada de fresa —mejor si es casera— o incluso con una de naranja amarga, que haga resaltar las notas del chocolate. Y, por último, el glaseado de chocolate que la recubre le da el punto justo de dulzor y cremosidad.

Un pedazo de Tarta Sacher acompañado de una Alhambra Baltic Porter es mucho más que un postre. Los matices de azúcar muscovado, melaza y fruto seco de esta cerveza encuentran en el cacao de la tarta un aliado perfecto. Pero, además, la complejidad de aromas de maltas tostadas y caramelizadas, con un potente trasfondo ahumado, a café y chocolate, convierten este maridaje en algo excepcional. Una hermandad de sabores complementarios que se realzan mutuamente y que, en boca, resultan fascinantes por su riqueza.

Tiramisú


Italia, tierra y corazón del tiramisú. Del mismo modo que Granada y la Alhambra palpitan en Cervezas Alhambra, en cada sorbo, en cada relieve de sus botellas, Italia es tiramisú. Las historias sobre su origen y creación son tan variadas que investigar al respecto es una auténtica odisea.

Hay quien señala la corte de Cosme III de Médici, a finales del siglo XVII, como epicentro de su creación, pero otras fuentes apuntan a un nacimiento más reciente, en el siglo XIX, en una pastelería de Turín o incluso en la región del Véneto en los años cincuenta. Independientemente de que tuviera un origen palaciego u otro más profano, el tiramisú es el postre italiano por antonomasia.

Su aparente sencillez esconde una dificultad en su preparación. Por un lado, la elección de ingredientes es clave: el mascarpone, base fundamental del postre, tiene que ser cremoso, rico y denso. Los bizcochos deben ser firmes y aguantar, sin perder su entereza, el remojo en café. Y el espresso, debe ser de gran calidad, pues gran parte del sabor del postre vendrá de ahí y debe tener potencia, profundidad y fuerza.

Por otra parte, la preparación de la crema debe ser cuidadosa y hacerse a mano. Caer en la tentación de usar una batidora de varillas provocará que la mezcla licúe y se arruine. El mascarpone es un queso que no tolera demasiado bien el batido intenso. Hay que cuidar su integridad con movimientos suaves, envolventes y vigilar bien que no se separe del huevo con el que haremos la mezcla.

A día de hoy, podría decirse que no hay chef que no haya experimentado con el tiramisú para darle su toque. Desde deconstruirlo, como el chef suizo Roger Van Damme, hasta dotarle de nuevos sabores como la naranja. Pero hay una tendencia generalizada a respetar la receta original o, al menos, su esencia, por tratarse de un postre tan emblemático y redondo, tal y como es.

Postres con cerveza Alhambra

El tiramisú encuentra en los matices de Alhambra Baltic Porter una alianza perfecta. Ambos se realzan mutuamente gracias a sus notas a café y cacao, y la graduación alcohólica de la cerveza, perfecta para limpiar el paladar tras cada bocado, aporta ligereza a la cremosa densidad del tiramisú. Degustar una Alhambra Baltic Porter junto a un tiramisú genera todo un abanico de complementos y contrastes gustativos y aromáticos, con una textura sedosa como base de las sensaciones en boca.

Tarta Selva Negra

Schwarzwälder kirschtorte. Así se pide la exquisita tarta Selva Negra en su país de origen, Alemania. Nacida en la región de Baden-Württemberg, allá por el siglo XVI, la Selva Negra recibe su característico sabor, precisamente, de su lugar de nacimiento. Una zona especialmente conocida por sus cerezas, con un punto ligeramente amargo, que combinan tan deliciosamente bien con el cacao.

La suya es una receta que solo se entiende dando valor a su origen, del mismo modo que Cervezas Alhambra recibe su carácter, su personalidad y su autenticidad de Granada, de la Alhambra, de ese Patio de los Leones en los que fluye el agua animando a los sentidos a detenerse para apreciar toda esa belleza.

Es así como Cervezas Alhambra invita a probar sus creaciones, con tiempo para descubrir cada matiz, cada nota, meditada y medida durante su proceso de elaboración. Y descubrir, mientras lo haces, que un momento cotidiano puede transformarse en singular, con solo prestarle más atención.

De experiencia cotidiana con resultado sorprendente también podría tildarse la elaboración de las partes que componen la tarta Selva Negra. Como la mayoría de los clásicos, su preparación es sencilla y donde realmente reside su fuerza es en la combinación de sabores. El chocolate de sus bizcochos contrasta con la cremosidad del chantilly, y el punchi del Kirsch, el clásico licor de cerezas alemán, eleva el conjunto notablemente. Por último las cerezas, maduras y jugosas, contrarrestan el crujiente de chocolate.

Una de las renovaciones más interesantes de esta tarta viene firmada por la mano de Chris Ford, un chef repostero que ha cogido la receta clásica y le ha dado un giro contemporáneo. Así, podemos encontrarla como un pastel individual, glaseado y con capas y capas de chocolate que esconden un núcleo de cereza, o como una cúpula de cereza jalonada de pequeños pedazos de bizcocho de chocolate. Pero siempre manteniendo esa combinación de sabores que hace que se conserve la esencia de la Selva Negra.

De la misma forma, los maestros cerveceros de Cervezas Alhambra trabajan desde 1925 elaborando variedades únicas, desde el respeto a la tradición y con la mirada puesta en nuevas creaciones, en las que otorgan a cada ingrediente el tiempo que necesita, para dar con la mezcla perfecta.

Junto con una Alhambra Baltic Porter, la tarta Selva Negra adquiere un nuevo perfil de sabores que pasarían desapercibidos si no, mientras que el chocolate del bizcocho realza los elegantes matices de café y frutos secos de la cerveza.

La crema chantilly aligera su densidad, sin perder sedosidad, gracias a la graduación alcohólica de Alhambra Baltic Porter, y el azúcar muscovado y la melaza que se emplean en su elaboración descubren en el punto ligeramente amargo que ofrecen las cerezas un auténtico trampolín para desplegar toda su riqueza de aromas y matices.

Alhambra Baltic Porter invita a detener el tiempo, parar más, sentir más, y entregarnos al puro placer goloso. Cerveza y dulce se unen para ofrecernos una experiencia de las que permanecen en el recuerdo.

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